Toledo es una de las provincias más ricas, históricamente hablando de nuestro país. Y eso puede comprobarse no sólo en su capital sino también en localidades tales como Villa de Don Fadrique, que tiene su origen a principios del siglo XIII y que debe su nombre a uno de los diez hijos que el rey Alfonso XI de Castilla tuvo con su amante Leonor de Guzmán.
Quien tenga el placer de realizar una visita a este pueblo lo que descubrirá será un extenso y variado patrimonio arquitectónico y artístico representado por monumentos tan significativos como el yacimiento arqueológico del Molino Nuevo, englobado dentro del Paleolítico Superior, en el que se han encontrado útiles de gran valor.
De la misma forma, tampoco hay que pasar por alto el Silo y Casilla del Baldao, que puede encontrarse en un paraje conocido como Cañada Honda. Un perfecto ejemplo de lo que eran las construcciones de labor es esta donde toman protagonismo materiales como la argamasa y la mampostería.
El Molino de la Cervanta es otro de los rincones más interesantes de la Villa de Don Fadrique. En la primera mitad del siglo XIX parece ser que fue cuando se procedió a poner en pie esta construcción que en su momento ejerció un papel fundamental dentro de la economía del lugar.
Además de todos estos enclaves no hay que olvidar que, de la misma forma, existen otros muchos yacimientos de gran riqueza así como caminos rurales de gran historia o monumentos religiosos como la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.