Castilla la Mancha es una de las comunidades autónomas que puede presumir de contar con un amplio número de fortificaciones de gran valor histórico. Entre ellas destaca, por ejemplo, el Castillo de Alarcón, que se encuentra situado en la localidad que le da nombre, la cual pertenece a la provincia de Cuenca.
De origen árabe parece ser que es esta construcción, actual parador, que tiene una leyenda a sus espaldas con la que se intenta explicar las manchas de color oscuro, negras y rojas, que se encuentran en la argamasa de la misma. En concreto dicha historia dice que estas corresponden al cuerpo de un joven que fue asesinado y mezclado con aquella pues intentó matar al señor del castillo por haberle rechazado como pretendiente para su hermana.
Ya más real destaca el conjunto de anécdotas y vivencias históricas que ha tenido dicha construcción que comenzó ejerciendo como un bastión fundamental para los árabes durante las diversas pugnas y contiendas de carácter interno que tenían. No obstante, después de ello también pasó a ser una fortaleza que fue muy tenida en cuenta por los distintos reyes de Castilla.
Igualmente estuvo en manos de importantes e ilustres personajes históricos como el marqués de Aguilar o Alejandro de Alarcón.
A todo lo citado podemos añadir que este citado castillo forma parte de un interesante conjunto artístico defensivo de Alarcón donde se incluyen además un recinto amurallado y cinco torres erigidas de manera estratégica.